Afortunadamente, en esta ocasión, tengo un par de fotos que pueden ayudar en la explicación.
En primer lugar, hay que subrayar que en los trabajos donde predominan los elementos arquitectónicos, el dibujo de las líneas tiene gran importancia, a diferencia de paisajes donde el trazado de los contornos es más flexible.
Para afrontar este primer problema, la mejor forma es dividir el papel con guías que ayuden a la colocación de las líneas.
Se puede ver claramente que he dividido en 4 partes verticales y horizontales el papel y, aunque en esta ocasión no ha sido necesario, no hubiera dudado en coger una regla para ayudarme en el dibujo de las líneas principales.
Si se trabaja con la ayuda de una fotografía, existen programas que ayudan a la "extracción" de las líneas principales de un dibujo. Entre estos programas puedo resaltar Corel Painter, Photoshop, GIMP, o incluso IrfanView. Los dos últimos, además, no tienen coste.
Esta "extracción" de líneas, se realiza generalmente gracias a algún filtro, o efecto especial que el propio programa trae. Y aseguro que en ningún caso se trata de algo que conlleve semanas de aprendizaje. Generalmente a la primera sale bien.
El segundo paso es el establecimiento de los colores de base del trabajo.
Creo que ya lo comenté en otra entrada del blog, pero, en general, se puede partir de colores similares, o de colores complementarios a los finales. En este caso, he optado por colores similares.
Y esta es la fotografía después de este paso.
A partir de aquí, con paciencia, se van añadiendo capas de colores según el efecto que se esté buscando.
Recomiendo que todas las aplicaciones de pastel siempre se lleven a cabo delicadamente, es mejor ir despacio que saturar el soporte de pigmento. Esto nos permite en primer lugar ir superponiendo capas de color, pero también corregir errores con más facilidad.
En ningún momento he añadido fijador a los colores. Esta superficie (LaCarte) es muy agradecida para trabajar con varias capas de color sin tener que acudir al empleo del fijador. Al final, basta con golpear un par de veces por detrás todo el trabajo para que se desprendan partículas de polvo "inútiles" y, si se quiere, una ligera aplicación del fijador.
Si finalmente se quiere trabajar con fijador. Bien en etapas intermedias, bien al final para asegurar el trabajo, el fijador tiene que ser de extraordinaria calidad, ya que de lo contrario, ennegrecerá todos los colores o, peor aún, nos tendremos que enfrentar a unos terribles chorretones de líquido que habrán destruido el trabajo.
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