Creo que hay dos maneras distintas de visitar La Fageda, y cualquiera de las dos ofrece una forma distinta de adentrarse en la misma.
La primera es acercarse un fin de semana, o jornada festiva, y disfrutar de los servicios que tiene el parque. Entre ellos, los paseos en carro tirado por caballo desde el que se contempla todo el circuito sin ningún tipo de esfuerzo.
La segunda, consiste en acercarse cuando no es fin de semana, ni jornada festiva. En estas condiciones, La Fageda está prácticamente vacía de gente, no hay carros, no hay caballos y, muy de cuando en cuando, te puedes cruzar con alguien más que ha ido a pasar un buen rato.
En estas condiciones, y a pie, hay que adentrarse en el bosque y dejar que el bosque se acostumbre a tu presencia.
Al cabo de un tiempo, lo mejor es buscar un rincón y sentarse cómodamente a esperar que corra el reloj.
Cuando haya pasado un rato (no menos de media hora), empieza la magia en La Fageda.
Depende de cada uno, pero te puedes cruzar con hobbits escondiendo anillos, orcos buscando hobbits, magos fumando algo que no viene de Andorra, elfos arrugando la nariz ante lo que fuman los magos, y enanos recogiendo madera para cuando sea necesaria.
Hay quien ha visto a Harry corriendo y llamando a grito pelado a Hermione.
Yo, personalmente, todavía no me he cruzado con nada de todo esto, pero estoy seguro de que, tarde o temprano, si sigo insistiendo y aprendo a mirar por el rabillo del ojo, terminaré viendo algo.
Magia en La Fageda
