Esta vez hemos llegado a tiempo para poder disfrutar de los campos de lavanda.
Por un lado tengo la sensación de que en Francia se cuidan muchos detalles que en otras partes pasan inadvertidos. Hasta el punto donde la disposición de los campos de lavanda, o de girasoles, o de trigo, o coincidencias de varios de estos elementos, siguen patrones que, además de ser productivos, son placenteros a la vista. Como si se supiera de antemano que por allí van a pasar miles de turistas haciendo fotos.
Hay campos que han conservado en el centro o en algún punto estratégico, algún elemento arquitectónico (restos de una casa, restos de un torreón,..) cuyo contraste con el color que los envuelve no es nada casual. Está buscado. Solo cabe decir "chapeau".
Por otro lado, no deja de ser divertido ver como los turistas vamos parando unos detrás de otros, casi en los mismos sitios y esquinas, para hacer las mismas fotos. Afortunadamente en esta época (justo antes de la cosecha) no hay invasiones de gente y no se forman colas.
De todas formas la belleza del paisaje es tal, que no tienes en ningún momento la sensación de estar haciendo la oveja en el paraíso de las abejas.
Este es un primer trabajo de "calentamiento" aprovechando un recorte de PastelCard.
Seguirán otros intentos.
Lavanda
Pastel 31 x 9 cms.
Viendo exposiciones de pintura, he tenido la impresión de que no hay muchos campos de lavanda pintados. No me extraña. Es difícil pintar algo que haga justicia a este paisaje. Puede que pese más la sensación del ridículo. Yo, de momento, he decidido aventurarme un poco.
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